viernes, 1 de febrero de 2008

Los Rollos del Marx Muerto

¿“Los rollos del Marx muerto1”…?1 (Artefacto de Nicanor Parra mediante el cual ironiza la
vigencia del marxismo, expuesto en la exposición de octubre de 2006 en el Centro Cultural Palacio La Moneda.)

La primera confrontación histórica entre el trabajo y el capital resultó victoriosa para éste último. En 1989 declaró eufórico el capitalismo su victoria final: ¡el fin de la lucha de clases, el fin de las contradicciones sociales, el fin de la historia, el fin de las “utopías”! En fin, el fin de todo... excepto del capitalismo que persistiría hasta que el sol explotara y el universo se volviera a contraer. Hasta ese lejano día, los seres humanos irían tranzando, de planeta en planeta, de constelación en constelación bajo la forma de mercancía, todo lo imaginablemente transable: cosas, drogas, armas, mujeres, niños, pues… todo. Y junto con esta celebración de victoria, los representantes científicos de la burguesía decretaron a la explotación y a las demás críticas hechas a la economía de mercado por Marx, como un vil invento de un hombre que no tuvo otro afán que el de crear una cosmovisión satánica. Su obra fue expurgada de universidades, academias, escuelas, foros, editoriales, librerías... Marx fue condenado al purgatorio.Pero, las hambrunas, las guerras, las crisis energéticas, el sobrecalentamiento global, la depredación insustentable de la tierra, de su fauna y de su flora, las pandemias, las usurpaciones de tierras, bosques y aguas por parte de las transnacionales, la concentración desenfrenada de la riqueza, la enajenación creciente del trabajo, el aniquilamiento económico y cultural de los pueblos originarios, la expansión explosiva de la violencia y de la drogadicción, y la pérdida generalizada del sentido de la vida al quedar entregado el mundo al simple arbitrio de los intereses económicos dominantes, han hecho levantarse a los pueblos, desde Europa hasta África, desde América latina hasta Asia... nuevamente. La embriagadora euforia del capital por su triunfo le duró menos de dos décadas.Y con el levantamiento de los pueblos comenzaron las interrogantes. ¿Quién podía explicar la creciente debacle en que se iba internando el mundo en manos ahora de este único modo de producción? Los que buscaban respuestas consultaron a los economistas neoliberales, pero solamente encontraron alabanzas al sistema. Siguieron buscando y encontraron algunas explicaciones en textos socialdemócratas, pero insuficientes en comparación con la catástrofe que avanzaba abrumadora… ¿Dónde estarían las explicaciones?, se preguntaban.Por ahí alguien escuchó a alguien que nombró a alguien que citó un nombre olvidado. Así, lentamente empezaron a ser desenterrados unos antiguos rollos firmados por un tal Karl Marx. La inmensa obra empezó a ser releída y se fue descubriendo que en ella se describía, con precisión pasmosa, un capitalismo como el que hoy conocemos... delineación obtenida sobre la base de análisis y proyecciones científicas realizadas hace ¡mucho más de un siglo atrás, cuando el capitalismo moderno estaba aún en pañales! Los lectores se deslumbraron primero, se interesaron después y luego comenzaron a estudiar. Así descubrieron que ese tal Marx había acertado en cada una de sus conclusiones sobre el desarrollo ulterior del capitalismo y que, además, señalaba que las insoslayables contradicciones de éste no podrían ser superadas por el irracional funcionamiento del sistema mismo... Sólo una nueva y superior sociedad emergida de las cenizas de la anterior, cuyas directrices de funcionamiento emanaran de la racionalidad, señala, podría dar solución a la encrucijada en que se encontraría la humanidad.Un ensayo narra de la siguiente manera el “revival” del marxismo: “Así, en su edición del 19 de diciembre de 2002, The Economist escribía que ‘el comunismo como sistema de gobierno está muerto o agonizante’ pero, no obstante ‘su porvenir parece asegurado en tanto que sistema de ideas’. Business Week del 20 enero de 2003 evocaba el retorno de la lucha de clases. Más recientemente, en el Financial Times del 28 de diciembre de 2006, John Thornhill señalaba que ‘el reciente desarrollo de la mundialización que, desde muchos puntos de vista, recuerda a la época de Marx, ha conducido sin ninguna duda a un interés renovado por su crítica del capitalismo (…) ¿Cómo puede ser que el dos por ciento más rico de la población adulta posea más del 50% de la riqueza mundial mientras que la mitad más pobre no posea más que el 1 %? ¿Cómo se puede comprender el capital sin leer Das Kapital? En Francia, Jacques Attali, acaba de publicar una biografía de Marx en la que sostiene que sólo hoy podemos plantearnos las cuestiones a las que respondía Marx.’ ” Otra notable manifestación en este proceso de “revival” es el que ocurrió en agosto de 2005, mes en que el programa radial In Our Time de la Radio 4 de la BBC de Londres, realizó una encuesta entre sus oyentes para averiguar “quién fue el mayor filósofo de todos los tiempos”

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